La protección y decoración de una fachada o paramento exterior requiere el conocimiento general de la problemática que se puede presentar, conocer los distintos tipos de preparación / reparación de la superficie y la selección de un producto acorde con las necesidades particulares.
Para poder diagnosticar una patología, primero hay que saber el origen de la misma, para encontrar la solución óptima y evitar futuras e innecesarias obras o intervenciones. La problemática consiste en todos y cada uno de los defectos observados, siendo la antesala para la existencia de una patología y el punto de partida de un diagnóstico. Las patologías más habituales son:
-Contaminación superficial por suciedad, mugre
-Contaminación superficial por microorganismos (moho, verdín)
-Grietas, fisuras y micro fisuras
-Eflorescencias, salitre y sales solubles
-Pérdida de consistencia superficial
-Deterioro por carbonatación
La contaminación superficial por suciedad o mugre consiste en la acumulación de partículas de polvo, suciedad, etc. mezcladas con otros contaminantes de naturaleza orgánica que se depositan sobre la superficie en forma de manchas incrustadas.
Como norma general, en todas las fachadas, ya sean nuevas o pintadas, tiene que realizarse una preparación de superficies para eliminar completamente cualquier tipo de suciedad o contaminantes presentes.
La contaminación superficial por microorganismos (moho, verdín), según la localización y las condiciones climatológicas de exposición, pueden originarse manchas negras, grises o marrones por crecimiento de mohos en la superficie o manchas verdes, amarillentas u ocres por la presencia de líquenes, musgos o algas.
La presencia de microorganismos indica un elevado índice de humedad en la superficie, que puede tener su origen en causas ambientales (lluvia, condensación, rocío, humedad relativa), superficie exterior con una alta capacidad de absorción, remonte por capilaridad o por rotura del puente térmico en los puntos singulares.
Antes de realizar ningún tipo de tratamiento, deben determinarse las causas y origen de la presencia elevada de humedad y, si es factible, realizar las acciones correctoras para eliminarla o reducir su presencia al máximo.
Las fisuras y microfisuras son todas aquellas aberturas presentes en la superficie externa del soporte. Las grietas son todas aquellas aberturas incontroladas de un elemento superficial que afectan a todo su espesor del soporte. Este problema debe solucionarse inmediatamente para prevenir daños irreversibles o con un coste de reparación muy elevado.
La presencia de grietas, fisuras y micro fisuras en el soporte, normalmente son debidas a defectos de construcción, movimientos del terreno o asentamiento del edificio, agentes atmosféricos extremos como hielo-deshielo, presencia de abundantes sales solubles o deterioro prematuro de alguno de los materiales de base. Antes de reparar cualquier grieta, debe considerarse la superficie sobre la que se han producido, la profundidad de la misma y su localización en la fachada o paramento.
Las eflorescencias, salitre o sales solubles, son manchas de color blanquecino que se depositan sobre la superficie del revestimiento, hormigón o ladrillo. Están formadas por pequeños cristales de sales solubles que estando presentes en el interior del material se disuelven y son arrastradas a través de los poros o grietas hasta la superficie en donde al evaporarse el agua cristalizan.
La pérdida de la consistencia superficial consiste en la separación incontrolada de un revestimiento o pintura de acabado del soporte sobre el que esta aplicado. La separación se puede manifestar como grietas, desconchados o bolsas.
Los soportes se van degradando con el tiempo debido tanto a la acción de agentes externos, como contaminantes industriales, climatología o alcalinidad del soporte. Los factores que más inciden en la pérdida de resistencias son:
• Alcalinidad: Debido a la misma naturaleza del soporte, por la presencia de humedad, se cristalizan en forma sales insolubles que poco a poco afectan a la estructura interna del paramento o muro provocando por presión higroscópica un aumento de volumen, tensiones internas y expansiones.
• Humedad: La filtración de la humedad hacia el interior a través de juntas o llagas mal cerradas, deterioradas o desgastadas y por goteras en cubierta o en muros. La exposición continuada a la humedad y agua en sus distintos estados del revestimiento aplicado, contribuye a la pérdida de las resistencias generales, especialmente si la preparación de superficies no ha sido bien realizada.
La carbonatación es el proceso físico-químico que se produce avanzando desde el exterior por el cual el hormigón estructural pierde la alcalinidad natural que mantiene protegida la armadura. Durante el proceso de hidratación del cemento por reacción con el agua de amasado, se forman entre otros componentes, cantidades importantes de hidróxido cálcico, que otorga al hormigón un carácter eminentemente alcalino (básico) y gracias a esta naturaleza alcalina inhibe de la oxidación-corrosión a la armadura de acero.
Con el paso del tiempo, el dióxido de carbono presente en la atmósfera, se difunde combinado con el agua en forma de ácido carbónico a través de los poros del hormigón y reacciona con los compuestos químicos presentes como el hidróxido cálcico, llegando a formar por neutralización carbonatos cálcicos.
La transformación progresiva de los hidróxidos cálcicos en carbonatos cálcicos provoca el descenso del carácter básico del hormigón. La corrosión se produce a lo largo de toda la superficie de la armadura y esto implica el consiguiente aumento de volumen del acero y, posteriormente, la aparición de grietas en el elemento constructivo. Para detectar dicha patología será necesario buscar manchas de óxido y grietas longitudinales que sigan la dirección probable de la armadura.
Los soportes inorgánicos más habituales presentes en una fachada o paramento exterior son: hormigón, mortero, fibrocemento, bloques prefabricados, ladrillos cara vista, piedra natural y superficies porosas en general.
El soporte debe estar firme, compacto, limpio y exento de polvo, suciedad, lechadas de fraguado, partículas sueltas, trazas de desenconfrantes y restos de otros oficios.
La preparación del soporte puede realizarse mediante procedimientos mecánicos (agua alta presión, chorro de arena, chorro de agua + abrasivo, martillo neumático de agujas, vapor de agua a 120º C) o manuales (cepillo de púas de acero o cerda dura).
Una vez finalizado el proceso de limpieza y preparación de superficies, se recomienda realizar unos controles y medidas adicionales de obra que aseguraran el éxito final del esquema de pintado a aplicar.
- Pasar la mano o un textil sintético de color oscuro para comprobar la presencia de polvo u otras partículas disgregables.
- Golpear la superficie con un martillo para detectar la presencia de zonas huecas.
- Con un objeto punzante determinar la cohesión del hormigón y posibles zonas faltas de consistencia deterioradas por agresiones químicas o mecánicas externas.
- Mojar con agua a superficie a tratar para detectar la presencia de desencofrantes, siliconas, estearatos u otros productos de naturaleza grasa o hidrófuga que pueden ocasionar problemas por efecto de repulsión.
Una vez determinada la patología y realizadas las acciones correctora para su adecuación, se recomienda seguir con detalle los siguientes pasos:
El primer paso consiste en seleccionar el sellador o imprimación más adecuada según la naturaleza, problemática o tipo de soporte presente. Las diluciones se ajustarán al tipo de soporte y condiciones de aplicación.
El segundo paso es determinar los pasos a seguir según la naturaleza o estado de la superficie a tratar.
En superficies nuevas en buen estado, limpiar la superficie, dejar secar y proceder con la aplicación del esquema de pintado seleccionado.
En superficies envejecidas, si la pintura se encuentra en mal estado, debe eliminarse completamente mediante procedimientos mecánicos o manuales. Nivelar desperfectos e irregularidades con un plaste de cemento para exteriores. Dejar secar y eliminar rebabas mediante lijado. Si la superficie está muy contaminada de moho o verdín, limpiar con un líquido fungicida o hipoclorito sódico (lejía) para destruir los microorganismos, dejar secar 30 minutos y limpiar con un cepillo de cerda dura o esponja. Si la superficie es polvorienta pero consistente, sellar con un sellador consolidante ajustando su dilución según absorción o estado del soporte.
En superficies pintadas con el revestimiento en buen estado, proceder como en el caso de superficies nuevas.
El tercer paso es, una vez seleccionada la imprimación y el tipo de revestimiento seleccionado según el tipo de trabajo a realizar y las necesidades, es aplicar 3 capas (1 de imprimación más 2 de acabado). La aplicación se realizará a rodillo, en capas cruzadas y preferiblemente en colores distintos.